lunes, 7 de enero de 2013

"El síndrome de Diogenes videojueguil"

No es complicado darse cuenta de que resulta cada día más fácil encontrar juegos a buen precio. Ya sea por ofertas, rebajas, segunda mano, importación... Juegos baratos que unidos la afán coleccionista de muchos de nosotros, dan como resultado una autentica bomba de relojería.

Pero, ¿realmente jugamos a todo lo que compramos? En mi vida como jugador, he pasado por dos etapas. La etapa en la que no tenía un duro y lo poco que sabía sobre videojuegos lo encontraba en revistas, y la etapa de "tengo dinero, tengo internet y acceso a juegos baratos".

Durante la primera etapa, los juegos caían por reyes o cumpleaños, los pocos que tenías se los prestabas a tus amigos y ellos te los prestaban a ti. No había dinero pero queríamos jugar y probar cosas nuevas.

Con la llegada de internet, la cosa cambió. Empecé a recibir una sobredosis de información y a tener dinero para fundir. 

Es durante esta segunda etapa cuando mi colección empezó a crecer a pasos agigantados. 

Entre todas las plataformas de las que dispongo creo haber contado cerca de los 400 juegos, y realmente, no habré jugado a fondo ni la mitad de ellos...

Dije dos etapas ¿cierto? Bueno, se me olvidó mencionar la tercera que es en la que me encuentro actualmente, pero para entender esta etapa, primero hay que aclarar algunas cosas.

No fue hasta este verano ordenando la habitación que saqué los juegos de PC del armario y me dí cuenta al apilarlos de que algo se me estaba yendo de las manos. Cuando me puse a revisarlos,llegué a la conclusión de que no había jugado a fondo ni la mitad de ellos, la mayoría los había comprado de oferta o en los típicos "cajón desastre" de grandes superficies que tienen para quitarse material de encima. Típico, juegos  a 1, 2, 3, 4 y 5 euros. Grandes juegos con pequeños precios, ¿que más se puede pedir?

Llegado a este punto me puse a revisar mi colección de juegos para consola, y la conclusión que saqué fue la misma: mucho juego, poco tiempo dedicado.

Y es que en los últimos años parece que ha surgido una obligación por tener ciertos juegos que aunque no te gusten, acabas comprando por ser clasificados como obra maestra. Juegos que estan en boca de todos, y a los que se tiene por costumbre llamar "must-have". Juegos que no te puedes perder si tienes X consola.

¿Y de que me dí cuenta este verano cuando ordené mi habitación? De que he estado comprando juegos para llenar la estantería, para tener la colección más grande, para poder decir SI, tengo la consola tal y no me faltan este juego el otro y el de más allá, de que he estado años autoconvenciendome de que compraba juegos que jugaría a fondo en un futuro, o de que era un juego que tenía que tener por narices... ¿y al final? Al final poco de lo que compré de manera compulsiva y por tener buenas críticas he terminado jugándolo en profundidad.

Más tarde todo esto, me llevó a pensar: ¿qué te gusta de los videojuegos? ¿Jugarlos o coleccionarlos? ¿No te lo pasabas mejor cuando tenías 4 juegos pero los exprimías a fondo? Y en ese preciso momento, me dí cuenta de que me estaba tomando esto como una obligación por tenerlo todo, pero sin jugar a nada, y aquí es donde llega la tercera etapa.

Realmente no mencioné la tercera etapa por un motivo muy simple, la tercera etapa es un punto de retorno a la primera. La tercera etapa es cortar con el consumismo compulsivo y empezar a disfrutar de lo que en su día acumulé, y comprar solo lo que realmente voy a jugar y sé que voy a disfrutar. Es un regreso a los orígenes, a esquivar el bombardeo de información y dejar de llenar las estanterías de casa con juegos que seguramente nunca llegue a jugar como merecen, de comprar lo que me gusta y no lo que me marcan, y sobretodo pero no menos importante, de disfrutar de lo que estoy jugando.

2 comentarios:

  1. Estoy igual que tu. Maldiciendo a la segunda mano, las ofertas y "El síndrome de Diogenes videojueguil".

    No suelo comprar juegos de primera mano por falta de tiempo y por que la econonomia no esta para esos trotes.

    Pero si he comprado una gran cantidad de juegos de segunda mano, por miedo a que mas tarde ya no estén.

    Es que es bien difícil resistirse a un buen juego que esta por dos perras.

    Yo no llego a la barbara cantidad de 400 juegos, pero ahora mismo tengo 13 juegos de XBOX 360 por finalizar.

    La escasez de tiempo y el tener dinero es lo que tiene. Además si ese poco tiempo lo dedicas a otras cosas como a los amigos, pareja, proyectos o quehaceres diarios hace que cada vez acumules mas y mas juegos.

    Por suerte yo estoy como tu, en la tercera fase. Me di cuenta que era un error comprar juegos que no voy a poder jugar cuando me gaste 70 € por el Mass Effect y no lo jugué hasta un año después, cuando estaba por apenas 15€.

    Ahora solo compro lo que voy a jugar y disfrutar. Si no, por empezar un nuevo juego no acabo de disfrutar del actual.

    Algo que no me pasa solo a mi, si no mucha gente que conozco.

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    1. Exacto, además hoy día es absurdo comprar juegos el día de salida, en pocos meses o incluso semanas, ya están en oferta más barato de lo que lo compramos.

      Está claro que es difícil resistirse, sobre todo si has escuchado buenas críticas sobre él. La clave está en saber controlarse, y antes de lanzarte a comprarlo dedicar unos minutos a pensar si vas a poder dedicarle tiempo o lo vas a comprar para que coja polvo, mi economía lo ha notado desde que hago esa reflexión.

      Lo único que sigo comprando de manera impulsiva es el retro siempre que lo encuentre a buen precio, pero más que nada por un tema de disponibilidad. Típicos juegos de épocas de los 32 bits para abajo que están a precios desorbitados en internet y los encuentras tirados de precio en Cash Converters son mi perdición, ahí si que no me lo pienso dos veces y saco mi vena consumista. Eso sí, mis visitas a los cash han disminuido con el paso de los años por lo mismo ajjaaj.

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